Identifique un patrón interesante al facilitar procesos de coaching individual a numerosas personas de distintas organizaciones, desde ejecutivos de las empresas más grandes del Ecuador, hasta colaboradores de micro y pequeñas empresas. Encontré un elemento común de miedo en la mayoría de esas personas: la desconfianza en uno mismo y las personas en su entorno. La desconfianza es una moneda con dos caras, a un lado está el efecto interno de la baja auto-estima: el miedo de hablar en público, de pedir ayuda, de equivocarse, de decir no, de poner límites a sus colaboradores y de compartir temas personales con otros. La otra cara de la moneda, es la consecuencia externalizada de esta baja auto-estima: la desconfianza, resentimiento y la rabia que explota en los momentos menos esperados.

Lo hermoso de estos procesos de individuos que reciben coaching, es que quieren sinceramente generar cambios en sus vidas. Al poder conversar de su desconfianza, miedo, rabia, y poder desafiar sus creencias y paradigmas, las personas empiezan a identificar nuevas metas y cursos de acción que les  permite sentirse más seguros de sí mismos, aumentan su auto-estima, generan empatía con su entorno, mayor colaboración y al final mayor eficiencia dentro de la organización.

Un proceso de coaching tradicional, es decir, meramente cognitivo y de puro diálogo, permite al coachee darse cuenta de lo que quiere cambiar y establecer un plan de acción para lograr esos cambios. Sin embargo, este estilo de coaching es limitante porque no profundiza inmediatamente el conocimiento y la experiencia corporal, emocional y energética de cómo se manifiesta y se percibe la confianza, el comunicarse y poner límites. Por esa razón es esencial invitar a las personas  vivir durante el coaching la experiencia corporal-emocional-energética de tomar decisiones importantes que cambian su vida. Imaginar, sentir, dramatizar y vivir la experiencia de lo que uno quiere lograr, antes de emprenderlo, fortalece altamente la posibilidad de lograrlo. Existen varias herramientas muy concretas y efectivas, como la Danza Primal y las disposiciones al movimiento que incorporamos al coaching que cumplen con esos objetivos y que han sido desarrolladas en América Latina por escuelas de coaching como y la Escuela de Psicología Transpersonal e Integral  y The Newfield Network (www.transpersonals.com / www.newfield.cl ).

Para finalizar, es importante enfatizar el impacto del miedo en la gran mayoría de nuestras organizaciones. Los comportamientos asociados con en el control, excesiva prevención de riesgos, supervisión autoritaria y obedecimientos silenciosos son, a la final, comportamientos relacionados al miedo.

El miedo en las organizaciones frena:

  • la creatividad,
  • la alegría de trabajar,
  • la colaboración entre colaboradores,
  • el compromiso con la organización,
  • la iniciativa personal y la proactividad, entre otros.

Si nuestras organizaciones quieren aprovechar de toda la riqueza de sus colaboradores, entonces la invitación es que faciliten el acceso de sus colaboradores  a  procesos de desarrollo personal, como el coaching, que integran herramientas cognitivas, emocionales, corporales y energéticas.

 

 

Sharing!